Puerto Príncipe, 11 de julio de 2025 – La Organización de las Naciones Unidas (ONU) encendió este viernes una nueva alarma internacional tras confirmar que más de 3,000 personas han sido asesinadas en Haití en lo que va del año, como resultado directo de la escalada de violencia provocada por el dominio de grupos armados en varias regiones del país caribeño.
En su más reciente informe, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y la Misión de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) documentaron un deterioro sin precedentes de la situación de seguridad, especialmente en los departamentos del Centro y Artibonite, regiones que hasta hace poco eran consideradas relativamente estables.
Desde el 3 de julio, al menos 27,500 personas han sido desplazadas en la zona de Mirebalais, como resultado de ataques armados en la comuna de Sarazin. Estas nuevas víctimas se suman a más de 1.3 millones de desplazados a nivel nacional, forzados a abandonar sus hogares debido a la violencia.
El informe también reveló que, entre octubre de 2024 y junio de 2025, al menos 4,864 personas fueron asesinadas, otras 213 resultaron heridas y 620 fueron secuestradas, una estadística que subraya el colapso institucional del Estado haitiano frente al poder de al menos 150 pandillas activas, que ahora controlan tanto las rutas dentro de la capital como sus principales conexiones con otras regiones del país.
Las Naciones Unidas advirtieron además sobre el riesgo de propagación regional de esta violencia, incluyendo tráfico transnacional de armas y personas, debido al débil control fronterizo y la limitada presencia estatal, especialmente en las zonas cercanas a la República Dominicana.
El Alto Comisionado Volker Türk lamentó que la población haitiana “siga atrapada entre la brutalidad de las pandillas, las ejecuciones extrajudiciales de fuerzas de seguridad y los abusos cometidos por grupos de autodefensa”.
Frente a este escenario, la ONU urgió a la comunidad internacional a respaldar el embargo total de armas, fortalecer la misión de apoyo de seguridad dirigida por Kenia y garantizar la operatividad del BINUH para restaurar la gobernabilidad y el Estado de derecho.
Mientras tanto, la población haitiana continúa viviendo en un estado de horror permanente, bajo un sistema en el que la violencia, la impunidad y el abandono estatal son la regla y no la excepción.
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