MetLife Stadium, Nueva Jersey – 13 de julio 2025. El Chelsea se coronó campeón del Mundial de Clubes 2025 tras vencer al París Saint-Germain en una final cargada de emoción futbolística, pero el momento más comentado no fue el gol de Cole Palmer ni el dominio londinense. Fue la presencia inesperadamente prolongada del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el centro del escenario de premiación lo que terminó robándose la atención mundial.
Invitado por la FIFA como figura protocolaria para entregar el trofeo, Trump cumplió con el acto de premiación al capitán Reece James. Sin embargo, contra todo guion habitual, decidió no retirarse. Se quedó en el escenario, posando entre los jugadores y sonriendo ante las cámaras, mientras Chelsea celebraba su consagración global.
La escena, transmitida en vivo y replicada en cuestión de minutos en redes sociales, se volvió viral. Clips del momento inundaron TikTok, X e Instagram con millones de visualizaciones. La confusión fue evidente entre los futbolistas: Cole Palmer, visiblemente desconcertado, preguntó “¿Qué está haciendo?”, mientras Reece James intentaba, sin éxito, pedirle amablemente que descendiera del estrado.
Los abucheos desde las gradas no se hicieron esperar. El público reaccionó con sorpresa e incomodidad al ver que Trump ocupaba el centro del festejo mientras el equipo trataba de celebrar su triunfo. Pese a ello, el expresidente se mantuvo firme en escena, incluso aplaudiendo y saludando al público, como si se tratara de una ovación.
“Sabíamos que iba a entregar el trofeo, pero no que se quedaría con nosotros en la foto del campeonato”, declaró Palmer tras el partido.
Analistas deportivos y medios internacionales no tardaron en calificar el acto como un “protagonismo fuera de lugar” y una ruptura del protocolo que, paradójicamente, terminó por inmortalizar la noche en una mezcla de deporte, política y espectáculo.
Chelsea celebró su segundo título mundial. Pero el recuerdo de la final de 2025 quedará grabado no solo por la gloria deportiva, sino por un instante que ya es historia digital: el día en que Donald Trump se negó a bajarse del escenario.
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