Washington, 31 de agosto de 2025. Las calles de Columbia Heights, tradicionalmente llenas de vida y comercio latino en Washington D.C., ahora lucen vacías. Desde que el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional y agentes federales, el miedo se ha apoderado de la comunidad inmigrante.
Negocios familiares como panaderías y restaurantes reportan una caída drástica de clientes. “Sobrevivimos a la pandemia, pero esto nos está matando”, confiesa Fernanda Rivas. Sus clientes no llegan, no por falta de dinero, sino por temor a ser detenidos.
Aunque muchos inmigrantes tienen estatus legal, evitan salir, trabajar o llevar a sus hijos a la escuela. Algunos ciudadanos latinos incluso cargan su pasaporte por miedo a ser confundidos con indocumentados.
Desde enero, más de 185,000 personas han sido deportadas. ICE realiza arrestos en espacios públicos, y hay cuotas de detención que no se logran cumplir.
Mientras tanto, trabajadores como Elizabeth, una salvadoreña indocumentada con 20 años en EE.UU., siguen laborando pese al temor: “Necesito dinero. Pero no llevo a mis hijos a la escuela, tienen miedo también”.
La ofensiva migratoria no distingue entre papeles ni aportes. La comunidad latina vive ahora entre el trabajo y el miedo.
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