Washington — La inflación en Estados Unidos se mantuvo estable en julio, con un aumento anual del 2,7 %, impulsado por la caída del precio del petróleo. En términos mensuales, los precios subieron apenas un 0,2 %, lo que mantiene viva la expectativa de que la Reserva Federal reduzca las tasas de interés en septiembre.
Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye energía y alimentos, subió a 3,1 %, señalando que persisten presiones en algunos sectores.
El regreso de Donald Trump al poder ha traído consigo nuevos aranceles, que según economistas podrían disparar los precios en los próximos meses. De momento, el impacto es moderado, pero algunos advierten que es solo cuestión de tiempo antes de que llegue al bolsillo del consumidor.
Trump, por su parte, insiste en que los aranceles no causan inflación y exige a la Fed una baja de tasas “ahora”. También ha amenazado al presidente del banco central, Jerome Powell, con acciones legales por gastos en renovaciones.
En una jugada política clave, Trump destituyó a la jefa del Buró de Estadísticas Laborales tras un mal informe de empleo y nombró en su lugar a un economista alineado con su visión conservadora.
El equilibrio entre política, economía y credibilidad institucional en EE.UU. está siendo puesto a prueba.
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